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EL ESTUDIO PARA EL MIÉRCOLES 6 DE MAYO, 2015.

 

 

 

2 SAMUEL 23

El cap. 23 comienza con una visión del futuro.

 

Ultimas palabras de David

 

1 Estas son las palabras postreras de David.
    Dijo David hijo de Isaí,
    Dijo aquel varón que fue levantado en alto,
    El ungido del Dios de Jacob,
    El dulce cantor de Israel:

2 El Espíritu de Jehová ha hablado por mí,
Y su palabra ha estado en mi lengua.

3 El Dios de Israel ha dicho,
Me habló la Roca de Israel:
Habrá un justo que gobierne entre los hombres,
Que gobierne en el temor de Dios.

4 Será como la luz de la mañana,
Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes,
Como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.

5 No es así mi casa para con Dios;
Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo,
Ordenado en todas las cosas, y será guardado,
Aunque todavía no haga él florecer
Toda mi salvación y mi deseo.

6 Mas los impíos serán todos ellos como espinos arrancados,
Los cuales nadie toma con la mano;

7 Sino que el que quiere tocarlos
Se arma de hierro y de asta de lanza,
Y son del todo quemados en su lugar.

 

23.2–4 El Espíritu de Jehová ha hablado por mí:

David está hablando como profeta, no tanto por sí mismo –porque sabemos que él cometió en sí muchos errores –sino que se refiere proféticamente a un Rey que imparte justicia, en el temor de Dios, y como la luz de la mañana –se trata de Jesucristo.

No se necesitaría ningún don profético para decir estas cosas, pero sí para penetrar a través de los siglos y ver a un futuro Rey impartiendo justicia «como la luz de la mañana». En Apocalipsis 22.16 Juan confirma las palabras de David, cuando el propio Cordero declara: «Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana».

 

La palabra “Espíritu” del verso 2, significa: Espíritu, viento, aliento. Job 37.21 y Salmo 148.8 la usan como «vientos» tormentosos. Génesis 6.17 la presenta como «espíritu de vida» (aliento). Generalmente se refiere al espíritu humano, o a un espíritu perturbador (1 S 16.23) o el Espíritu de Dios. Isaías utiliza dicha palabra refiriéndose al Espíritu Santo: Dios puso su Espíritu sobre el Mesías (42.1); y el Señor lo derramará sobre los descendientes de Israel (44.3); el Espíritu de Dios comisionó y fortaleció al Mesías (61.1–3).  

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