
EL ESTUDIO PARA EL MIÉRCOLES 6 DE MAYO, 2015.
2 SAMUEL 23 (CONTINUACIÓN)
David afirma: “El espíritu de Jehová ha hablado por medio de mí y SU PALABRA ha estado en mi lengua. En Ro 10.8 Pablo dice: “La Palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón para que la cumplas”. Como Jesús dijo: “La boca habla de lo que hay en el corazón”. Nuestra mente puede estar llena de versículos, y nuestro corazón vacío. Cuando viene la prueba hacemos y hablamos lo que realmente creemos; porque el corazón es el órgano con el que creemos. No puede el mal árbol dar buenos frutos, ni el buen árbol dar frutos malos.
Esa es la razón por la que David meditaba en la ley de Jehová de día y de noche, para que la palabra se volviera carne en él, y esa es la esencia de la salvación ya que el evangelio de Juan comienza precisamente con la expresión “el Verbo se hizo carne” ¡La Biblia no debe estar en nuestras manos y frente a nuestros ojos solamente, ni siquiera en nuestro entendimiento solamente, la debemos sembrar por medio de la meditación en nuestro corazón. Meditar de día y de noche en ella (leáse Sal 1).
Dice Ro 10.17 que la fe es por oír la palabra de Dios, y como estamos viendo, esta fe es un don de Dios que surge desde nuestro interior; tal y como Jesús había dicho a la mujer samaritana, que el que en Él creyera de su interior correrían ríos de agua viva.
1 Co 2.13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Como vemos el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; nos recuerda todas las cosas, nos guía a toda justicia, nos enseña la verdad. Nuestro deber es desarrollar una relación con Él por medio de la verdad. Jesús dijo que no nos dejaría huérfanos, y es el Espíritu de verdad a quien envió en su lugar para que esté con nosotros siempre. Es el Espíritu el que perfecciona a la novia del Cordero y la prepara y embellece para las bodas.
1 Pedro 4.11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
El ministerio de la Palabra forja vidas para servir al reino de Dios. Lo que sigue en la historia es una enumeración de los muchos logros que David obtuvo al trabajar con varias centenas de hombres que estaban originalmente perseguidos, endeudados con la ley y amargados de espíritu y los convirtió en valientes y honorables guerreros, capaces de lograr tremendas hazañas, a los que se denomina “Los valientes de David”
8 Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: Joseb-basebet el tacmonita, principal de los capitanes; éste era Adino el eznita, que mató a ochocientos hombres en una ocasión.
9 Después de éste, Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla, y se habían alejado los hombres de Israel.
10 Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él tan sólo para recoger el botín.
11 Después de éste fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos.
12 El entonces se paró en medio de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.
13 Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de Refaim.
14 David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos.
15 Y David dijo con vehemencia: !!Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!
16 Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo:
17 Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
18 Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de los treinta. Este alzó su lanza contra trescientos, a quienes mató, y ganó renombre con los tres.
19 El era el más renombrado de los treinta, y llegó a ser su jefe; mas no igualó a los tres primeros.
20 Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Este mató a dos leones de Moab; y él mismo descendió y mató a un león en medio de un foso cuando estaba nevando.
21 También mató él a un egipcio, hombre de gran estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano, pero descendió contra él con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su propia lanza.
22 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó renombre con los tres valientes.
23 Fue renombrado entre los treinta, pero no igualó a los tres primeros. Y lo puso David como jefe de su guardia personal.
24 Asael hermano de Joab fue de los treinta; Elhanán hijo de Dodo de Belén,
25 Sama harodita, Elica harodita,
26 Heles paltita, Ira hijo de Iques, tecoíta,
27 Abiezer anatotita, Mebunai husatita,
28 Salmón ahohíta, Maharai netofatita,
29 Heleb hijo de Baana, netofatita, Itai hijo de Ribai, de Gabaa de los hijos de Benjamín,
30 Benaía piratonita, Hidai del arroyo de Gaas,
31 Abi-albón arbatita, Azmavet barhumita,
32 Eliaba saalbonita, Jonatán de los hijos de Jasén,
33 Sama ararita, Ahíam hijo de Sarar, ararita,
34 Elifelet hijo de Ahasbai, hijo de Maaca, Eliam hijo de Ahitofel, gilonita,
35 Hezrai carmelita, Paarai arbita,
36 Igal hijo de Natán, de Soba, Bani gadita,
37 Selec amonita, Naharai beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia,
38 Ira itrita, Gareb itrita,
39 Urías heteo; treinta y siete por todos.