
2 REYES 12
Los capítulos 2 REYES 12-14 que nos toca estudiar esta semana, están incluidos en un bloque que abarca los capítulos del 11 al 16; en los que veremos a 13 reyes diferentes que se mencionan en estos capítulos, 5 de Judá y 8 de Israel.
11 y 12 trata de Joás, el niño rey. Leer: 11.1–3
Cuando la reina madre Atalía vio que su hijo Ocozías había muerto, decidió exterminar a toda la familia real para que ningún rival le arrebatara el trono. En la providencia de Dios un niñito fue rescatado y protegido por su tía –media hermana de Ocozías- durante siete años y así Dios cumplió su promesa de mantener a la simiente de David en el trono de Judá. Esta mujer era esposa del sumo sacerdote Joiada.
11.4–21 Joiada coordinó todo el programa sin que la reina madre (Atalía) se enterara del complot. Tuvo a los levitas y a los guardias en sus puestos antes de que la malvada Atalía pudiera actuar y cuando ella en efecto apareció, significó su muerte.
Es de resaltar que los guardias usaron las armas del templo capturadas por David años antes (v. 10 ).
Pero lo que se logró fue mucho más que un cambio de gobierno; fue sobre todo un despertamiento espiritual del nuevo rey que hizo al pueblo volverse a Jehová.
El ungimiento (9.1–13)
Al joven Joás se le dio la ley (v. 12 ), y el rey hizo voto de servir al Señor y al pueblo.
Una vez que el trono estaba asegurado, el rey le permitió a Joiada que «limpiara la casa» y eliminara a los adoradores de Baal y a sus ídolos. El despertamiento tuvo tanto sus aspectos negativos de juicio ¿? como pasos positivos de dedicación.
La respuesta de Jehová, ante el arrepentimiento de Joás (12.1–16).
El sumo sacerdote Joiada fue el guía espiritual del joven rey y al principio de su reinado Joás estaba dispuesto a seguirlo. Durante su anarquía y apostasía, Atalía, la adoradora de Baal, hizo que el templo de Jehová se arruinara, de modo que Joiada y el rey se dieron a la tarea de repararlo y restaurarlo para el uso.
Su primer plan para financiar el programa fue pedir a los sacerdotes que solicitaran contribuciones de los que venían a pagar sus votos y a traer sacrificios (vv. 4–5 ). Pero después de mucho tiempo se abandonó esta práctica debido a que los sacerdotes tenían que vivir de los sacrificios y del dinero que se pagaba por votos. Por lo tanto, los que estaban financiando la reconstrucción eran ellos en menoscabo de sus propias familias.
El sumo sacerdote decidió poner un arca para ofrendas especiales junto al altar de bronce a la entrada de la casa del Señor; los sacerdotes no pedían que el pueblo aportara, solo pusieron ahí esa arca para que los que lo desearan de corazón entregaran su ofrenda especial.
El pueblo respondió generosamente de modo que pronto hubo suficiente dinero para completar la obra. Tan honrados y fieles fueron los trabajadores que no se necesitó ninguna contabilidad especial en cuanto a cómo se gastaron los fondos.
Arruinado por el pecado (12.17–21).
En 2 Crónicas 24.15–27 se nos informa que cuando el fiel Joiada murió (a la edad de 130 años), el rey empezó a desviarse y cayó en la idolatría.
Leer 2 Crónicas 24.15-27
Lo lamentable del asunto es que la fe de Joas estaba ligada a otro líder (Joiada) y no al Señor directamente. Dios envió profetas para que advirtieran al rey, pero no quiso escucharles. Uno de ellos fue Zacarías, hijo del sumo sacerdote Joiada y primo de Joás (Leer: 2 Cr 22.11 ).
En lugar de oírle, Joás ordenó que le apedrearan en el atrio del templo.
En Mateo 23.34–35 Jesús hizo referencia a este asesinato. Leer: Mt 23.34-35.
Habiéndose descarriado espiritualmente, Joás no pudo lidiar con la invasión siria, de modo que trató de sobornar a Hazael (el rey sirio) dándole la riqueza de la casa de Dios.
A Joás lo asesinaron algunos de sus siervos que buscaban vengar la muerte de los inocentes hijos de Joiada.
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